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Indice |
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Artes meditativas del zen |
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La importancia que concede el zen a la naturalidad, la espontaneidad y al hecho de manifestar la naturaleza búdica en las actividades diarias, ha significado que el espíritu ha influido sobre una gran variedad de formas artísticas, especialmente en Japón. Éstas influyen pinturas en tinta de paisajes y de maestros zen, caligrafía, poesía, teatro Nó, jardinería, arreglos florales y varias actividades que no solemos generalmente considerar <arte>: el tiro con arco, la esgrima y la ceremonia del Té. Entonces calma su mente prestando atención a la respiración, y busca desarrollar una intensa y absoluta concentración sobre lo que desea retratar, y alcanza idealmente el estado de no-pensamiento. Entonces puede superar toda dualidad entre <él mismo> y su <objeto>, de forma que se convierte en <él>, y puede expresarlo en forma directa y espontáneamente a través de los instrumentos de su arte. La inspiración surge desde las profundidades de la Mente última que es la naturaleza interna suya y de su objeto y expresa su mismidad, por decirlo de alguna manera, desde el “interior” del objeto. “Convertirse” en el objeto también se busca en las visualizaciones tántricas, pero mientras que el arte tántrico pone énfasis en la riqueza y el poder oculto de la pura Mente vacía, el arte zen enfatiza la participación en las cosas simples de la vida ordinaria; por ejemplo, usando un junco de bambú en lugar de un bodhisattva visualizado. |
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Cuando se crea verdadero arte zen, no se le considera obra humana, sino más bien la expresión de la naturaleza fluyendo espontáneamente a través del artista. En el arte zen del tiro con arco, por ejemplo, el acto de soltar la flecha debería realizarse con la misma naturalidad con la que una ciruela madura cae de un árbol, en el preciso momento en el que el arquero se ha “transformado” en la diana. Peter Harvey |
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